Es curiosa, la manera que tienen por lo general, chinos y japoneses de viajar.
Lo hacen en manadas, mejor dicho, en grupo, que no quiero ofender a nadie. Acuden en masa a los puntos turisticos, y no se separan mas de dos codos, unos de otros. Parece como si la cercania al compañero, les diera seguridad, y tuvieran miedo de abandonar el grupo, aunque solo fuera para acercarse a otro lugar, alejado tan solo unos metros, y deambulan por los recorridos, a velocidad de vertigo, imagino debido a la gran cantidad de visitas programadas para el mismo dia.
Los precios de las motos, rozan la infamia. Mas del doble de su vecina Tailandia, y ademas, todos se han puesto de acuerdo, asi que no hay donde arrascar.
Entre unas cosas y otras, decidimos que las cataratas, no van a gozar de nuestra presencia esta vez, y nos encaminamos, al palacio residencial, ya que segun he leido, merece la pena pagar los 200000 Kips que cuesta la entrada.
De camino, vemos unas camionetas, que las estan llenando de flores, pero de las flores que se le ponen a los muertos, a saber, coronas de flores.
Nos quedamos a olisquear, y vemos que sacan un feretroprecioso, al que acompañan unos monjes,
El conjunto es tan bonito, que si no fuera, porque no puedes echar marcha atras, por un momento, te gustaria ser el muerto.
Nos metemos por el callejon, por donde han sacado al difunto, y vemos que estan preparando unas mesas con viandas, nos imaginamos, para aliviar el dolor de los asistentes al entierro, que es sabido, que las penas con pan,son menos penas.
Una vez cumplidas nuestras ansias, de meter las narices en todos los sitios, nos encaminamos despacio, hacia el Palacio Real, no sin antes, dar unos pasos hacia un templo, que nos pilla de camino, retrocediendo, en cuanto vemos que nos quieren soplar, otros 20000 Kips.
Con la entrada en la mano, me dirijo a un pequeño templo, que essta antes del palacio, y saco la camara,
No solo esque haya una cuerda en la puerta impidiendo la entrada, sino que ademas, hay un cartel con la prohibicion de hacer fotografias.
Como me he prometido el dia anterior, que de primeras no voy a pasar por el aro, delante del vigilante, saco la camara y empiezo a hacer fotos del interior.
A la tercera o cuarta, viene el vigilante, y me indica que no haga fotos. Le enseño mi entrada, y le digo que he pagado, (eso si, de bastante malas formas), y me dirijo al palacio.
Aun asi, el Palacio Real ( museo en realidad ), merece la pena. Ver las paredes recubiertas de diminutos cristales, que componen cientos de figuras representando batallas, es un espectaculo, digno de admiracion.
Monedas, imagenes, tronos, palanquines de reyes, y todo tipo de restos arqueologicos, junto con el mobiliario de los antiguos monarcas laosianos, bastante espartano por cierto, componen la exposicion, que no debes perderte.
Despues de un par de monasterios mas, y de ver, como la seguridad de los obreros de la construccion, es escasa, bueno vale, nula, nos acercamos a los puestos, donde venden los llamados baguettes, a por un bocadillo de jamon ( fiambre ) queso, bacon. lechuga y tomate.
Comerte un bocadillo con pan crujiente y una cerveza aqui, es una delicia. Hay que estar fuera unos dias. para apreciar el valor de un buen bocadillo. compañero al que no damos importancia, y que a pesar de todo, alli esta en los momentos dificiles, para echarnos una mano u levantarnos el animo
Por la tarde/noche, paseo por el mercado, un par de compras y a cenar al buffet de nuevo. y es que uno no puede resistirse a ponerse ciego por dos duros.
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