lunes, 3 de octubre de 2016

42 dia Suhanoukville

Efectivamente, esta mañana, hemos dejado el hostal. Los propietarios nos han pedido perdon, y nos hemos ido, al Zana guesthouse, que esta en una zona mas turistica.
Al salir, intentamos coger un tuck-tuck, pero nos pide 10 dolares, que despues nos quiere dejar en 8.
Le digo que esta loco, y seguimos andando con las maletas a rastras.
Al ratito, para otro, y nos dice que 7, pero despues de negociar, baja a 5. Como me sigue pareciendo mucho, no nos subimos, y continuamos andando, hasta que una moto se para y nos dice que si nos lleva.
Cargamos con tres macutos, uno de grandes dimensiones, una maleta, y una bolsa con la ropa limpia de la lavanderia,  asi que me lo tomo a risa, pero el mototaxi, me dice que  llamara a otro.
Se pone la maleta entre las piernas, y yo con el macuto a la espalda, la bolsa de ropa en la mano, y Mamen con los dos macutos pequeños en la otra moto, nos ponemos en marcha sin tenerlas todas conmigo, ya que el macuto que llevo, como se salga del asiento en el que lo llevo apoyado, me va a tirar para atras, y voy a dar con mis huesos en el asfalto.
Despues de mas de 10 minutos y un par de vueltas buscando el hostal, llegamos por fin, con todos los huesos en su sitio. 
Le doy 4 dolares en vez de los tres que habiamos quedado, y nos metemos "pa la buchaka", otra experiencia dificil de olvidar, y que podremos contar entre risas.
 Esta guesthouse, es otra cosa. Un jardin rodean las habitaciones en planta baja, y se respira tranquilidad, toda vez, que unos carteles repartidos por el complejo, prohiben las bebidas  alcoholicas en el jardin, y se solicita, no meter jaleo en el recinto.
Es cierto, que su precio, 25 dolares/noche, es netamente superior a los 15 del guesthouse anterior, pero la situacion, y sobre todo el tipo de cliente, merecen el incremento del precio.
Una vez instalados, salimos a dar un paseo para conocer los alrededores, y despues de ver la playa, nos metemos a comer en bar, mas de turistas que de paisanos.
Un par de huevos fritos con bacon, junto a una cerveza " big " me dejan el cuerpo dispuesto para una buena siesta, cosa que hacemos poco despues.
Por la tarde, otro paseo por los alrededores, en espera de mañana, que alquilaremos una moto, para poder distanciarnos un poco mas, y ver las playas de alrededor.

Luminarias de diseño

Nos sentamos en unas butacas en la playa, y tomando un refresco, vemos atardecer frente al mar, mientras unos crios, prenden unos cohetes que han comprado a los vendedores ambulantes, que recorren la playa arriba y abajo.
La brisa fresca del mar, te hace permanecer sentado, mas alla de lo que tu estomago hambriento esta dispuesto a soportar.
Asi que con pereza, nos levantamos y vamos a dar gusto a la panza, que tambien se lo merece.
Cumplida la obligacion y paseando tranquilamente, nos dirigimos al hostal.

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