lunes, 3 de octubre de 2016

46-54 dia. Dias de playa en Kho Chang

Pasamos estos días disfrutando del mar, del sol, de las playas y del relax que acompaña a esta isla.
Los días pasan con rapidez.
Un dia  alquilamos una moto, y vamos a ver la catarata de Klong Plu. Estamos en la epoca seca, y por tanto, la cantidad de agua que cae por el salto, es mas bien escasa.
Aun asi, el camino desde el aparcamiento, discurre por un sendero entre arboles y plantas, en un zig-zag sombreado, que a pesar del dia caluroso, no se hace en absoluto pesado.
Una vez alli, un baño refrescante en sus cristalinas aguas, y un bocadillo que nos hemos traido, y vuelta a por la moto, para ir a conocer la playa de Klong Prao, un poco mas al
norte de la isla, en la que pasaremos los dos ultimos dias en esta isla.
Nos adentramos por un camino al final de la playa, y nos encontramos con una playa virgen. Aqui no hay nadie, y solo al cabo de un buen rato, aparece una familia de lugareños con los niños.
Los niños tailandeses, tienen algo especial. Su candidez, su continua sonrisa y sus ganas de disfrutar de cualquier artilugio que encuentran, les hace tan encantadores, que no te cansas de mirarlos.
Otro dia, tambien en moto, nos acercamos a la playa de Lonely Beach, esta vez hacia el sur.
Esta playa, parece esta frecuentada por mochileros y gente joven, mas dispuesta a la fiesta y al follon.
Ahi nos quedamos en una tumbona a ver atardecer mientras tomamos un refresco, y antes de que la noche haga su entrada, nos volvemos, ya que la carretera muy empinada y con curvas exageradamente cerradas, la hacen peligrosa.
Tanto es asi, que en una curva cerrada y muy empinada que tengo que tomarla por el interior, nos vamos al suelo. En vista de la poca fuerza de la moto y con dos personas y  viendo que no venia ningun coche, me he abierto un poco para no perder velocidad.
De pronto ha aparecido un coche en la curva, y he tenido que echarme a la izquierda rapidamente, con la mala fortuna de pisar la hierba de la cuneta.
Los dos al suelo, y un buen susto, que no ha pasado a mayores, por pura casualidad. Tanto vehiculo como pasajeros, han salido indemnes de este trance, y seguimos camino, despues de dar las gracias a la gente que tan amablemente nos ha atendido.
La carretera a Loenly Beach, es muy complicada para ir en moto de pequeña cilindrada y con dos personas.
Es muy facil, que la moto, se te quede parada en una curva muy cerrada y con fuerte pendiente, al no poder tomar velocidad, con el peligro de los coches que vienen detras de ti.
Si no eres un experto en conducir motos, anda con cuidado, y es preferible, que cuando lo veas complicado, se baje el acompañante, y vuelva a subir al pasar la curva. Te evitaras sustos y problemas con el personal, que te ha alquilado la moto.
Pasan los dias tranquilamente entre playa, buceo, paseos y atardeceres.
Empezamos a sentir, que esto se acaba, y una especie de un no se que que que se yo, se va adentrando poco a poco en el cerebro
Los dos ultimos dias, los hemos pasado en la playa de Klong Prao. Esta playa no es tan bonita como Kai Bae, pero tiene cerca unas rocas, que hacen el buceo mas divertido.
Bien es cierto, que el agua, tampoco es que sea cristalina, pero los peces que deambulan por ellas son mas coloridos, y hay mas diversidad de especies.
Este bungalow esta mas cerca de la playa, pero es peor que el anterior. Mas pequeño y menos limpio, aunque tiene a su favor, que por el mismo precio, nos dan de desayunar.
Para compensar que el bungalow es peor, desayuno huevos fritos con bacon, coctel de frutas y cafe con leche y tostadas, pensando que con la temperatura de estas aguas, el corte de digestion esta descartado.


Estos ultimos dos dias en la playa, discurren con el mismo stress de los anteriores, con la diferencia de que los paseos por la playa al atardecer, se hacen mas amenos, gracias a que los hoteles cercanos, han puesto a pie de playa mesas donde sirven las viandas que cocinan en las barbacoas.
Ya de noche, un espectaculo de malabaristas con fuego, dan un ambiente especial a esta parte de la isla, mucho mas turistica que de la que venimos.
Para gustos se hicieron los colores, asi que yo, me quedo con la tranquilidad, el silencio y los atardeceres magicos de la anterior
A las 8 de la mañana, ( de que me sonara esa hora ), paramos un taxi en la carretera, y junto a otros 6 turistas, nos dirigimos al ferry, que nos llevara al autobus hacia Bangkok, con la esperanza de volver algun dia a estas islas, para finalizar algun otro viaje por Asia.






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